El derecho a vivir sin violencia de genero no existe, es una meta de una sociedad democrática. Es la premisa necesaria para la plena participación de las mujeres en todas las esferas de la vida (pública y privada). La violencia de género tiene como fin último la subordinación de la mujer e impide coactivamente, por la fuerza o mediante intimidación, el pleno ejercicio de los derechos fundamentales individuales y/o colectivos.
El derecho a vivir sin violencia de género tiene una concreción en una Ley Integral contra la Violencia de Género que alcance una respuesta global. La contribución y el compromiso ante el problema de la violencia de género es la propuesta de Ley Integral. Sin duda se ha avanzado mucho, pero creo que el problema merece dar pasos muchos más serios. Traduciremos eso en la acción política. Si no existe un motor de respuesta desde las convicciones, los valores y la cultura, el camino seguirá siendo duro y difícil. Sólo con la destrucción iconoclasta de los mitos podremos enfrentarnos a la violencia, es decir, con la educación, una educación en igualdad real, una educación que iguale ambos sexos y que ambos los dote de la dignidad que todo ser humano merece. La prevención de la violencia, que recoge la Ley Integral, es para mí su parte más importante y sólo con la educación-prevención enfocada con una perspectiva de género, podremos erradicar, a largo plazo, la violencia que sufren las mujeres.
El derecho a vivir sin violencia de género tiene una concreción en una Ley Integral contra la Violencia de Género que alcance una respuesta global. La contribución y el compromiso ante el problema de la violencia de género es la propuesta de Ley Integral. Sin duda se ha avanzado mucho, pero creo que el problema merece dar pasos muchos más serios. Traduciremos eso en la acción política. Si no existe un motor de respuesta desde las convicciones, los valores y la cultura, el camino seguirá siendo duro y difícil. Sólo con la destrucción iconoclasta de los mitos podremos enfrentarnos a la violencia, es decir, con la educación, una educación en igualdad real, una educación que iguale ambos sexos y que ambos los dote de la dignidad que todo ser humano merece. La prevención de la violencia, que recoge la Ley Integral, es para mí su parte más importante y sólo con la educación-prevención enfocada con una perspectiva de género, podremos erradicar, a largo plazo, la violencia que sufren las mujeres.
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